En el renacimiento del sol, ella volteo con una sonrisa amarilla en el rostro que no semejaba a Venus, pero reflejaba el color plateado de la constelación de Orión. Y pensaba en ir a Beax Artes y presenciar por quinta ocasión el Anillo del Nibelungo, para soñar con las estrellas al escuchar la Valquiria. Se excitaba ella. Pensaba en el fuego estelar que la acobijaba en aquellos lugares recónditos y estupefactos que solo ella había descubierto a través de sus viajes.
Solo cerraba los ojos de miel y pensaba en sus manos acariciándola por el cuerpo. Esas manos que bajaban por sus senos, por su abdomen, por su ombligo y que poco a poco acariciaban su clítoris mientras se escuchaban suspiros de éxtasis. Júbilo estelar.
Wednesday, February 16, 2005
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