Thursday, February 24, 2005

Escrito en papel negro



Con tendencia fútil. Tú en el Opus Dei. Amigo, despierta… Encontré en aquel anuncio el código “Catorce”. Espera, no te preocupes… no esta desarrollado. Si no vas, no pasa nada.
Terminaba con tipografía “a” y empezaba con la palabra “se”, al cuarto párrafo la tercera palabra era esdrújula con ausencia de tilde. ¡Qué más! Búscalo en el tomo IV, sí allí va a estar pero no esperes tenerlo a simple vista. Sólo observa. Si lo escribo, ellos lo rastrearán y podrían robarlo, por eso escribo en papel negro. Bórralo en la memoria y consigue acceder.

Wednesday, February 16, 2005

De Wagner y otros extasis

En el renacimiento del sol, ella volteo con una sonrisa amarilla en el rostro que no semejaba a Venus, pero reflejaba el color plateado de la constelación de Orión. Y pensaba en ir a Beax Artes y presenciar por quinta ocasión el Anillo del Nibelungo, para soñar con las estrellas al escuchar la Valquiria. Se excitaba ella. Pensaba en el fuego estelar que la acobijaba en aquellos lugares recónditos y estupefactos que solo ella había descubierto a través de sus viajes.
Solo cerraba los ojos de miel y pensaba en sus manos acariciándola por el cuerpo. Esas manos que bajaban por sus senos, por su abdomen, por su ombligo y que poco a poco acariciaban su clítoris mientras se escuchaban suspiros de éxtasis. Júbilo estelar.

Saturday, February 12, 2005

Ganado

Con mis alpargatas rosas y mi espíritu taurino caminaba sin amor por el lungofiume del Tevere. Mi mano en la bragueta y en la otra un cigarrillo. Encontraba monotono el momento, pero disfrutaba con paciencia el seguir de mis pasos y el olor a lixiviado de las calles vacías. Me traicionó la apatía para decirte la verdad que oculté en mi niñez que ahora renacia con un significado de amor no erótico. Tu cuerpecillo de gitana, tus manos frías, tu sonrisa al jugar. Aquí llueve… pero saldrá el sol en solsticio, en una estación en la que esperaré encontrar tu carta no abierta más mojada por lágrimas que por sudor.
Las manecillas decaen en mi muñeca. Es pesado. En diferentes meridianos, rompemos la inexistencia de la ubicuidad. Te dije el futuro de mis anhelos, el pasado de mis aprensiones y el presente de mis desconfianzas. Y tu… El frío me pone de malas, el viento me coquetea en mi vuelo taciturno. No soy uno de esos amantes... no sé llorar. Perdona